
Esta semana escuché a mis hijos diciendo: “escuché en la escuela que…”, “¿sabías que…?” mientras se preparaban para ir a dormir. “Escuché que al papá de Marta ya le dio”, dijo mi hija de 6 años. “¿Sabías que es la peor enfermedad?” agregó mi hijo de 8 años. Nada de lo que dijeron es cierto, pero esas palabras me hicieron pensar en ello: pensé que la plática que había tenido con mis hijos sobre el Coronavirus había sido suficiente. Pero, con todos los adultos y niños en las escuelas, y con las noticias haciendo muchísimo énfasis en esta pandemia, yo tenía que tranquilizarlos más con mis propias palabras.
Hay una excelente frase de Mister Rogers que dice: “Todo lo que es humano es mencionable, y todo lo que es mencionable se puede manejar más fácil.” Cuando hablamos sobre nuestros sentimientos, estos se vuelven menos abrumadores, menos inquietantes y menos aterradores.
Así que, antes de apagar las luces para ir a dormir, platiqué con ellos. Les pregunté qué era lo que habían escuchado sobre el coronavirus, sus “yo escuché que…” y sus miedos al respecto. En el resto de la conversación me enfoqué en tres temas.
Primero, compartí con ellos cosas apropiadas para su edad y corregí la información incorrecta. Porque mis hijos son pequeños, les expliqué de manera simple: “¿Saben cómo se siente uno al tener un resfrío o gripe, y cómo a veces nos da tos o fiebre? El coronavirus es parecido a eso. A la mayoría de las personas a las que les da se tienen que quedar en casa, descansar y mejorarse. Nosotros contamos con doctores, doctoras, enfermeros y enfermeras, todos muy buenos, que ayudan a las personas cuando lo necesitan.”
Segundo, les aseguré que ellos están bien y seguros, que es el mensaje más importante que sus hijos pueden escuchar de ustedes. Yo sé que la respuesta emocional de mis hijos depende de cómo ellos me vean reaccionar. “Ustedes no necesitan preocuparse. Ahora mismo hay muchos adultos que están trabajando duro para que la gente se alivie. Qué suerte que ya sabemos cómo mantenernos saludables, ¿verdad?” les dije.
Tercero, les recalqué cosas sencillas que nuestra familia puede hacer para ser “cazadores de gérmenes.” Es bien sabido que tanto niños como adultos se estresan más cuando se sienten indefensos y sin poder hacer algo al respecto, y más seguros cuando ponen manos a la obra. Las rutinas de higiene que frenan la propagación del COVID-19 son los mismos hábitos que nos mantienen saludables durante todo el año. Unos días después de haber tenido esta conversación, la escuela cerró indefinidamente, así como las prácticas de deportes, salidas a jugar con amigos, o salidas en familia. Como la mayoría del país, mi familia se está quedando en casa por un buen rato y esto ha traído más preguntas al respecto por parte de mis hijos. Seguimos platicando sobre los tres temas que ya mencionamos aquí, y he agregado una cosa más, las actividades de los “cazadores de gérmenes”: debemos practicar el distanciamiento social.
Expliqué ese concepto así: “A los gérmenes les gusta viajar de persona a persona. ¿Han notado como en su clase a veces se enferman varios niños al mismo tiempo? Si todas las personas se quedan en sus casas por un rato, va a ser difícil para los gérmenes del Coronavirus viajar a otras personas, y eso son buenas noticias para los doctores y enfermeras que están ayudando a las personas que se enferman.” Unas horas después escuché a mi hijo de 8 años explicar esto de la misma manera a su hermanito de 4 años.
“Esta enfermedad no es muy peligrosa para ti o para mi, pero necesitamos ser cazadores de gérmenes para poder proteger a otra gente, ¡como a nuestro abuelito y abuelita! Así es como nosotros ayudamos”.
Claro, esto no significa que el distanciamiento social vaya a ser fácil. Estamos planeando maneras creativas de mantenernos en contacto con la familia y los amigos, tales como hacer una Hora de Cuento por videollamada con nuestros familiares todos los días. Espero que eventualmente mis hijos vean esto como un tiempo en que la comunidad se unió para ayudarnos los unos a los otros y sobre cómo divertirnos y convivir más en familia al mismo tiempo.
Aquí hay cuatro maneras en la que podemos ayudar a los niños con sus hábitos de cazadores de gérmenes:
Lávense las Manos
Hágan esto una rutina familiar antes de cada comida o refrigerio. Si lo hacen juntos, ustedes pueden mostrarles a los niños como utilizar el jabón, frotarse las manos y enjuagarlas.Traten de cantar el ABC juntos mientras se lavan las manos.
Atrapen ese Estornudo o Tos
Cuando los niños estornudan o tosen, tienden a hacerlo en sus manos,¡y luego usan sus manos para tocar todo! En lugar de eso, podemos toser y estornudar en nuestro codo, ¡como un vampiro! Hagan de esto un juego con los niños. ¿Pueden ellos atrapar el estornudo en el hombro? Al principio, felicitelos animadamente cuando lo hagan: “¡Lo atrapaste! ¡Eso es lo que los cazadores de gérmenes hacen!” Si accidentalmente tosen de nuevo en las manos, simplemente que se laven las manos con agua y jabón y empiecen de nuevo.
El Descanso es lo Mejor
Daniel Tigre nos recuerda que “cuando estás enfermo, ¡descansar es lo mejor”. Este episodio que les mandamos al final de este artículo es muy bueno para esta situación y les enseña a los niños una canción para cantar cuando se sienten enfermos. Dígales: “Cuando estamos enfermos, hay que quedarnos en casa y descansar; también somos cazadores de gérmenes cuando ayudamos a no esparcir los gérmenes y al no ir a la escuela enfermos”. Como padres, tenemos la responsabilidad de quedarnos en casa y nuestros hijos también en caso de que tengan fiebre u otros síntomas.
Practicar Hábitos Saludables
Recuerde a sus hijos que dormir, hacer ejercicio, y comer saludable, son buenas cosas que hacemos todos los días para fortalecer nuestros cuerpos. ¡Todos nos enfermamos de vez en cuando! Lo más probable es que ya hayan tenido al menos un resfriado en esta temporada. Pero, podemos ser cazadores de gérmenes responsables si practicamos el lavado de manos diario, si atrapamos nuestros estornudos, si descansamos y tenemos hábitos saludables.
Enlace al video de Daniel Tigre: https://www.youtube.com/watch?v=K1Mz1_7kWI4
Fuente: PBS